martes, 7 de febrero de 2012

TIEMPO DE CARNAVAL

El origen del Carnaval se remonta a tiempos inmemoriales, nace en la Prehistoria o en la Historia, nadie lo tiene claro; pero sin duda, se trata de una de las fiestas más celebrada a lo largo y ancho de nuestro planeta.

Lo que sí tenemos claro los gallegos es que se trata de una fiesta transgresora, donde reina el caos y la comida en abundancia, según algunos amigos mexicanos y venezolanos, en exceso. Pero así somos los gallegos, o hacemos las cosas a lo grande o no las hacemos.

Cuando se habla de Carnaval en Galicia, inmediatamente nos vienen a la memoria las Pantallas de Xinzo de Limia, los Peliqueiros de Laza, la fiesta de Verín, Os Xenerais de Val do Ulla, la Tamborrada de Viana do Bolo,...; pero en pocas ocasiones, se habla del Carnaval en las ciudades. Hoy lo vamos a hacer y, en concreto, del Carnaval de A Coruña, por ser la ciudad en la que nacimos, nos criamos y vivimos.

Son característicos de esta ciudad, los Apropósitos, que son la dramatización satírica de las cosas y acontecimientos que tienen lugar a lo largo del año en la ciudad. En la mayoría de las ocasiones, se suman piezas cantadas con música popular o con canciones del momento.

El primer apropósito fue escrito por Antonio Díaz Marey, en 1858. Antonio Santiago Álvarez (1895-1979), Nito, fue uno de los autores más prolífero y más celebrado, llegando a representar 25 apropósitos. A él le tenemos que agradecer que este género sobreviviese a los años de censura durante la Dictadura franquista. Algunas obras de Nito son: “Anda la gorda” (1932), “Los líos del Estatuto o miss capitalidad” (1933), “La euforia, mujer fatal, pesadilla nacional”  (1934), “Bomba va” (1936), “Sálvese quien pueda” (1949), “Un ferrete artificial surca el mundo sideral” (1958), “El superferrete (1959) y el último, “Mantenga limpios los ferretes” (1966).

Fue su nieto, Antón de Santiago, quien en 1984 recuperó la tradición de los apropósitos con uno titulado: “Foi medida desmedida, decisión descomunal, xa o comentan os ingleses, traslada-la capital”.

Otros apropósitos que alcanzaron gran relevancia son: “Los aparcamientos de Pacópolis” (1987) de Manuel Guisande y Ramón Rodríguez Barrena y “De María Pita al Casón, pasando por la moción” (1988) de Antón de Santiago.

Los ferretes son cuartetas encadenas entre sí, que expresan, todas juntas, una idea principal. Forman parte indispensable de cualquier apropósito. Nos servirá como ejemplo el primer ferrete que Nito incluyó en un apropósito en 1932:

A Fandiño, o noso alcalde,
pásalle unha cousa cuca:
falando tartamudea
e lendo se trabuca.

“La euforia, mujer fatal….” es un apropósito todo hecho de ferretes:
Con los tarjes bañadores
que  recomendó la Ceda
me  figuro a las bañistas
saliendo de la novena.

El jefe de los agrarios
dicen que es un hombre muy triste
e que ten que ver eso
para que suba o alpiste.

Por último vamos a destacar uno perteneciente a “Puerta Real-Monelos”  (1951):
Dicen que los apagones
los produce la sequía.
Aquí, que llueve a torrentes,
hay dos o tres cada día.

La merluza está tan cara
que si sigue así la cosa,
dentro de poco tendrá
que cotizarse en la bolsa.

Cosa curiosa esto de los apropósitos.

Fuente:
 " O carnaval en Galicia", de Federico Cocho.